Para
ser honesto y justo, tengo que empezar diciendo que los que ponen los horarios
de los partidos (los que tienen los derechos televisivos y la LFP con la
complicidad de la RFEF) son unos impresentables que dan náuseas. Es vomitivo
comprobar como ponen los horarios sin ton ni son, al tun tun, a lo que salga,
sin mirar cuando jugó un equipo la jornada anterior ni nada que se pueda
acercar a planteamientos lógicos y cabales. Eso sí, con el Real Madrid y el F.
C. Barcelona tienen toda la sutileza del mundo. Es impropio que el Betis juegue
el lunes en Getafe y el viernes reciba al Granada. Es incoherente y de una
falta de tacto llamativa con el aficionado poner la vuelta de una eliminatoria
un martes a las siete y media de la tarde siendo un día laboral. Con las cifras
de paro podrán decir que realmente lo del horario de trabajo es una excusa
banal, pero eso sería caer en un cinismo y una demagogia que no les conviene
para nada. El punto clave de todo este jaleo no es otro que el de sacar la
mayor tajada posible de las retransmisiones televisivas. Poco o nada les
importa que los programas radiofónicos de toda la vida (Carrusel, Tiempo de
Juego, Radioestadio…) ya no tengan la misma emoción y el mismo sabor de antes.
A Roures, Tebas, Astiazarán, Villar y toda la panda de aduladores y palmeros
que llevan detrás, lo único que les interesa es seguir chupando del bote
televisivo.
Más
pronto que tarde el fútbol español tiene que estallar, y los citados
anteriormente tienen que ganar ahora todo el dinero que dentro de poco no
podrán ganar a costa de la explotación del fútbol. Lo veremos, seguro.
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