Conocí a Tate el
día después de bajar el Betis a Segunda División frente al Valladolid. Fue en
el primer Foro de Béticos de La Cartuja al que acudí. Ese día no sentamos a la
mesa con José Luis Sáez, Presidente de la Federación Española de Baloncesto,
que nos explicó, desde su experiencia y su punto de vista, cómo se debía
gestionar un club deportivo del tamaño del Real Betis. El almuerzo y la charla
fueron extraordinarios, en un ambiente ameno y distendido. A pesar de la
circunstancia deportiva, hubo tiempo para las risas y las anécdotas, y ahí Tate
era, como en muchas otras cosas, un fenómeno. Tenía el carisma y la gracia propia
de los artistas de verdad. Cuando hablaba lo hacía de tal manera que captaba la
atención absoluta del oyente. Tenía chispa, ingenio y un sentido del humor muy
singular, inteligente y rápido. Me hizo mucha gracia el comentario que le hizo
a José Luis Sáez cuando éste vio los invitados anteriores al Foro, refiriéndose
a esa lista como variopinta. Tate le respondió que la lista era más pinta que
varia. Genial era su anécdota del manquepierda,
que la adornaba exquisitamente con recuerdos de su infancia y de su niñez.
Después de ese
primer encuentro vinieron muchos más en los almuerzos que organizaba Pepe
Moreno y en las dos presentaciones de los libros que escribió Tate y a las que
el artista tuvo el detalle de invitarme. Cuando anoche me enteré de su muerte
cogí el libro de poesía que escribió titulado “Cuatro estaciones”. Busqué de inmediato
un poema que recordaba haber leído y que refleja su visión de cómo él se
enfrentaría y se opondría a quedarse junto a los cipreses. Se muestra a la
perfección su espíritu libre y bohemio.
Serios cipreses que
ensombrecéis
la paz y los
huesos de los que yacen.
Yo nunca vendré a
quedarme:
me quemarán y
volaré.
Lejos de ustedes.
A donde me lleve
el aire.
Seguro que el
aire le llevará desde Utrera hasta los rincones preferidos del artista: el mar,
el amor, la tierra, el flamenco y el Betis. Ese Betis al que él quería tanto y
al que le escribió una maravillosa canción con motivo del centenario bético. Ésa
que dice aquello de verde el color de la
hierba, la libertad y la esperanza; verde que te quiero verde, verde mi equipo
del alma.
Un abrazo para
toda la familia de Tate y para sus amigos, en especial para José Montoro y Pepe
Moreno.
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