Intentar ser
original en la crónica de un partido que el Betis ha repetido hasta la saciedad
a lo largo de la temporada es un ejercicio harto complicado. Perdió con la mala
imagen y los errores groseros de siempre. Nada nuevo.
Vamos a dejarnos
de tonterías y de buscarle diferentes motivos a las derrotas del Betis. Da
igual que la defensa de cuatro o de cinco; da igual jugar con uno o con dos delanteros;
da igual quién sea el portero; da igual todo. La falta de calidad, intensidad y
moral de los jugadores es tan grande que ganar un partido es misión imposible. No
importa que fuera, con toda seguridad, la última y definitiva oportunidad de
engancharse a un tren que ha pasado como el AVE por delante de la cara de los
futbolistas y entrenadores béticos sin que alguno de ellos haya sido capaz de
sacar un billete. Al Granada le bastó, como a tantos y tantos equipos, con
esperar a que alguien cometiera un error. Y ese fallo llegó de la mano de
Juanfran, que se despistó a la hora de marcar a Piti. El delantero controló el
balón largo de su compañero y batió a Adán con suma facilidad. Y se acabó. El
Betis lleva desde el derbi de los goles de Beñat sin remontar un partido. El avance de líneas de la segunda mitad sirvió solamente
para gritar un par de “uys”, muy poca cosa para un equipo que se jugaba la vida
y que la ha perdido.
Ahora que a nadie
se le ocurra hacer un video para motivar a la afición. Que a nadie se le ocurra
un hashtag de ánimo para hacerlo trending topic. No lo hagan, porque sería
contribuir al engaño que lleva sufriendo el aficionado bético durante toda la
Liga.
LO MEJOR: que queda una jornada menos para que acabe
la liga.
LO PEOR: la poca clase de la afición del Granada.
No hay comentarios:
Publicar un comentario