La
semana pasada se creó una polémica con la presentación de la Escuela de Fútbol “Miki
Roqué”. La no participación del Betis en el proyecto derivó en una serie de
comentarios desagradables que hoy el Presidente Guillén ha aclarado o, por lo
menos, ha dado su opinión al respecto.
Se dijo
que Mel se dio la vuelta a las puertas del restaurante donde se presentaba la
escuela. Me resulta raro que en varios medios de comunicación, los periodistas
hayan dicho lo mismo: yo no lo vi pero se de uno que si. También me extraña que
no haya ni una foto de Mel llegando al acto. En fin, la palabra de uno contra
la del otro. Sin embargo lo que más me ha chocado y lo que menos entiendo es la
insinuación que desde varios medios se ha hecho de la relación entre la familia
de Miki y el Betis. Sinceramente creo a Guillén cuando en la COPE ha dicho que “"Olga,
la hermana, nos ha llamado llorando porque este tema la tiene desconsolada.
Sólo hay palabras de agradecimiento de la familia del jugador al Betis". Sería
muy arriesgado por su parte decir esto si fuera mentira porque se quedaría en
cueros si la familia del malogrado futbolista desmintiera al Presidente. Sería
tan arriesgado, que de ser mentira, debería dimitir inmediatamente. Por eso le
creo, por el riesgo que conllevan esas palabras. Lo que es imperdonable,
deleznable y de una bajeza brutal es sembrar la duda sobre la relación entre la
familia y Betis por parte de algunos periodistas.
Demasiado
traumático y doloroso ha sido el desenlace de la enfermedad de Miki como para
que ahora se empiecen a decir sandeces, mentiras y se quiera hacer daño de
manera gratuita y cruel.
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