"En
ningún caso podrán invocar los clubes como fuerza mayor para solicitar tal
suspensión y tal aplazamiento de un encuentro la circunstancia de no poder
alinear a determinados futbolistas por estar sujetos a suspensión federativa, por padecer enfermedad
o lesión o por haber sido llamados para intervenir en sus selecciones
nacionales".
Esto es
lo que dice el artículo 239.3 (Capítulo IV) del reglamento de la Real
Federación Española de Fútbol, que se lo pasa por el arco del triunfo, sentando
un precedente lamentable al contravenir sus propias leyes, favoreciendo los
intereses del Atlético de Madrid en un claro ejemplo de adulteración de la
competición al aplazar hasta el 26 de septiembre el partido entre béticos y
colchonero que debería disputarse el próximo lunes por la noche. Este es otro
ejemplo más de la incompetencia y de la nula moralidad, profesionalidad y
honestidad de la RFEF con su Presidente Ángel María Villar a la cabeza. La
vida, obras y milagros de Angelito dan para una trilogía. Tras más de veinte
años en el cargo, ya va siendo hora de que alguien ponga en su sitio a este
incompetente individuo.
Como
bético, espero que la Directiva del Real Betis no consienta este claro acto de
injusticia con el club de Heliópolis, tomando las medidas oportunas y
necesarias para que los intereses y la razón que asiste a la entidad
verdiblanca no se vean pisoteados. Toda esta situación es consecuencia del
descontrol y de la falta de previsión de la LFP y de la RFEF. La fecha del
partido se sabía desde hace un par de semanas, y se debería haber previsto
entonces la situación de los jugadores internacionales. Además, el Atlético de
Madrid miente rotundamente cuando alega que pierde hasta siete futbolistas,
cuando en realidad son sólo tres (Falcao, Rodríguez y Godín), ya que los
europeos pueden incorporarse el martes a sus respectivas selecciones.
Dan
nauseas comprobar en las manos que está el fútbol español. Pero todavía más
vomitivo es la complicidad de los clubs, de la AFE y del CSD, que no alzan la
voz y no ponen orden en todo este sinsentido. El fútbol español,
lamentablemente es el fiel reflejo de un país corrupto, incompetente y torpe,
muy torpe.
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