El
Betis se hunde en el fondo de la clasificación sin remedio alguno. Frente al
Almería volvió a perder y la salvación se aleja hasta los cinco puntos. No
mereció salir derrotado el equipo de Garrido, pero es que hasta cuando merece
ganar, pierde.
Muy
pronto se le torció el partido al Betis. A los cuatro minutos, un lejano tiro
de Azeez sorprendió a Sara. El balón, tras tocar en Paulao, despistó al portero
bético, que nada pudo hacer para evitar el gol de la victoria almeriense. El
Betis intentó con el poco fútbol que atesora revertir la situación y no lo
logró. Oportunidades tuvo para ello pero, para colmo de males, se encontraron
con un portero que estuvo sensacional. Esteban hizo paradas de mucho mérito
ante disparos de Vadillo, Rubén y Molina. Y cuando no llegaba el portero
asturiano, aparecía el larguero para impedir el gol de Juan Carlos. En esta ocasión
no hubo falta de actitud, ni desidia, ni desinterés, ni apatía. Se confirmó que
este equipo está muerto, que no le sale una a derechas no mereciéndolo, y eso
es más preocupante aún.
Lo que
vino tras el pitido final del árbitro solo se comprende si se siente en
verdiblanco. Garrido acertó plenamente al mandar a los jugadores al centro del
campo para que oyeran el veredicto de la afición. Y ésta respondió con la
categoría que se le supone. Primero bronca a los jugadores, a la directiva y,
especialmente, al responsable de haber confeccionado una plantilla que da para
sumar diez puntos en diecisiete encuentros. Y luego, cuando todo el que se
merecía la reprimenda la había recibido, la afición explotó en cánticos de
ánimo, consciente de que sin todos debemos remar en una dirección. Pero para
llegar a buen puerto harán falta muchos cambios y fichajes que corrijan las
carencias de este equipo.
LO MEJOR: la afición y el gesto de Garrido
al final del partido.
LO PEOR: que pierde hasta cuando merece
ganar.
No hay comentarios:
Publicar un comentario