El
Betis completó un horrendo partido para cerrar la Fase de Grupos de la Europa
League. En el sorteo del lunes, el Betis saldrá emparejado con los campeones de
grupo de esta fase o frente a Nápoles, Benfica, Basilea o Shakhtar.
Ni tan
siquiera el hecho de que el rival fuera inferior hizo que el Betis mejorara y se
impusiera en el marcador. A la falta de calidad de muchos jugadores se les ha unido
una indolencia y una apatía que dan como resultado la imagen que ofrece el
equipo verdiblanco partido tras partido. Qué el problema exclusivamente no era
el entrenador lo sabemos todos. El principal mal del Betis reside en una
plantilla mal confeccionada para los objetivos que se pretendían alcanzar y
para la disputa de tres competiciones. Y con esto va a tener que tirar para adelante
Garrido. Con esto y con los más que presumibles fichajes que se harán en breve.
Por mucho que el técnico valenciano dijera el día de su presentación que no
quería refuerzos, llegarán. Y lo harán porque si no el descenso es seguro. Los
centrales y el portero dieron ayer un recital de inseguridad, nervios y falta
de ideas alarmante; no hubo un organizador de verdad hasta que Nono entró en el
campo; los extremos corren como pollos sin cabeza; y de Chuli, si falla
ocasiones como la de ayer, poco podemos esperar. El único que se salva de la
quema es Lolo Reyes, que se vació en la presión y fue el único que medio
mereció la pena junto a Steinhöfer. Así
es imposible ganar, incluso hasta el Rijeka.
Garrido
tiene por delante muchísimo trabajo por hacer. Con una plantilla corta como un
fandango y con un ambiente raro como un perro verde, el panorama que se
presenta es bastante complicado. Refuercen al equipo y háganlo bien, porque si
no, el descenso está garantizado.
LO MEJOR: el partido de Lolo Reyes.
LO PEOR: por encima del nefasto encuentro,
la lesión de gravedad de Xavi Torres.
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