Dijo
Mel en la rueda de prensa tras el partido de Mestalla que el Betis era el tonto
de la Liga. Tan cierto como que en su plantilla tiene un tonto, que ha cometido
una equivocación irreparable y que no debe volver a vestirse de verdiblanco.
Vayamos
por parte. Primero está lo de Mel. No le falta razón al madrileño. Este año el
Betis ha sufrido errores arbitrales muy groseros y un trato mezquino por parte
de la LFP. Al club de Heliópolis le han pitado dos penaltis que se produjeron
fuera del área, sólo le han señalado uno a favor desde septiembre de 2011 y ha
sufrido expulsiones injustas como las sufridas por Perquis y Campbell frente al
Atlético de Madrid en un partido que se cambió de fecha para beneficiar al club
colchonero. El último episodio arbitral fue el pasado sábado en Valencia, con
el resultado que todos conocen. Y el
último escarnio de los majaderos que ponen los horarios ha sido el de tener que
jugar, por segunda vez esta temporada un lunes y un viernes de manera
consecutiva. Lo más grave es que ocurrió lo mismo y frente a los mismos equipos
en la primera vuelta y lo han vuelto a repetir. Es demencial el sistema de
horarios y de la que, como dicen muchos, es la mejor Liga del mundo. Pues será
para verla en los bares o en casa, porque en los estadios el número de
aficionados baja alarmantemente.
Y
segundo, está la metedura de pata de Pozuelo. El canterano ha demandado al
Betis en el Centro de Mediación, Arbitraje y Conciliación con el fin de que no
se aplique una cláusula del actual contrato de Pozuelo, por la que el club
puede renovar al jugador de manera automática la incorporarse a la primera
plantilla bética. Lo mismo se ha hecho con otros jugadores y todos han
aceptado. Pozuelo no. Y no está en su derecho, porque si eso aparece en su
contrato, tiene que cumplirlo. La solución es muy sencilla: que abone su
cláusula de rescisión y que se vaya al club que le apetezca. Por
cosas como estás, me hecho las manos a la cabeza cuando un aficionado bético
silba e increpa a Joaquín, que jamás perjudicó o intentó perjudicar al Betis y
que, para colmo de males, vivió una situación esperpéntica cuando Lopera le
obligó a viajar a Albacete con la amenaza de cederlo al club manchego para que
aceptara irse al Valencia. ¿Qué tendrían que hacer con Pozuelo aquellos que
critican a Joaquín?
Al
final, el que sale perjudicado en ambos casos es el Betis. Guillén y los demás
consejeros béticos deben alzar la voz y protestar con más ímpetu. Lograr que
hagan caso a sus quejas es una utopía, pero el derecho al pataleo y a la
protesta se debe ejercer. Y en cuanto a Pozuelo, él sabrá. Le queda mucho que
demostrar, y quizá aquí sea el mejor lugar. Parece que no será así. Él se lo
pierde.
Otro que va camino de Arzu, Israel y cía. Que se creen que ya son el paradigma del fútbol europeo para acabar jugando en el Nastic, Jerez o la liga tailandesa.
ResponderEliminarQue cortitos son.