jueves, 29 de septiembre de 2011

De la risa a la admiración

He de confesar que la primera vez que vi a Beñat saltar al césped del Benito Villamarín me reí. Su físico, su manera de desplazarse y mi desconocimiento me hicieron pensar ¿y éste quién es? Poco más de un año después la pregunta tiene respuesta: un futbolista de verdad.

Esa sorpresa negativa que me llevé a primera vista se disipó de inmediato. El Betis vencía 2-1 al Granada y el equipo rival estaba cerca de empatar. El conjunto verdiblanco había perdido el control del centro del campo…hasta que salió Beñat. Fue salir y el partido cambió por completo. El Betis se hizo dueño del balón y llegaron el tercero y el cuarto en un abrir y cerrar de ojos.  Pocos días después dio otra lección en Copa frente al Salamanca con golazo incluido, y en la tercera jornada de Liga logró el segundo del Betis con un lanzamiento de falta para enmarcar. Emaná dijo al concluir el partido frente al Elche que Mel había encontrado una estrella. Ahí estuvo acertado y sensato el camerunés.

Beñat debutó en Primera en octubre de 2006. Tras ese único partido vuelta al filial del Athletic, cesión al Conquense y llegada al Betis B hace dos años. La pasada campaña Mel lo subió al primer equipo y ahora es un fijo en las alineaciones del Betis. Con Iriney y Salva Sevilla forma un centro del campo muy dinámico y el 10 bético fue una pieza clave en la consecución del ascenso. Las cualidades de Beñat son dignas de admirar. Se entrega al máximo, presiona y encima juega al fútbol. Mueve la pelota con criterio, tiene un desplazamiento en largo fantástico, una gran pegada desde lejos y es un gran lanzador de faltas. El otro día en Getafe el Betis mejoró sus prestaciones cuando contó con el vasco.

El año pasado se rumoreó en invierno con su posible retorno a Bilbao, y este año los rumores van en aumento. De momento lo disfrutamos los béticos y espero que sea por mucho tiempo. Por cierto, le dije a mi hermano que Beñat iría a la Eurocopa de 2012. Quizás sea precipitado, pero si sigue a este nivel, el Mundial de 2014 no debe ser una meta inalcanzable. ¡Ah! y que no nos falte Beñat, que no, que no.

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