jueves, 8 de marzo de 2012

Lleno para un milagro

El sábado a las diez, cuando el nefasto Iturralde dé el pitido para que el partido comience, empezaremos a comprobar si el milagro de ganarle al Real Madrid es posible. Y es que tal y como están las cosas en esta Liga, derrotar al equipo blanco es misión casi imposible.

Antes de que el balón ruede, los béticos ya habremos puesto nuestro particular granito de arena llenado a reventar las gradas del Villamarín, ésas que han visto gestas que parecían inalcanzables pero que se consiguieron bajo el aliento de una afición distinta a las demás. Por aquí pasó el imbatible Chelsea de Mourinho y sucumbió ante los verdiblancos; por aquí pasó el Barcelona de Messi, Xavi, Iniesta y compañía, y un equipo que militaba en Segunda, le dio un baño de categoría; al mismo equipo blaugrana se le remontó un 0-2 con un Edu estelar, en la misma campaña que se le remontó también al Real Madrid para terminar ganando 2-1. Estas son sólo unas muestras de las noches de gloria en Heliópolis. Hay muchas más, muchas que los más antiguos contarían al detalle, con la emoción en sus ojos y la cara ilusionada. Pero la que se tendría que producir el sábado parece muy lejana, muy improbable.

Y es que los números del Real Madrid son incontestables. Cierto es que su juego no es tan exquisito como el del Barcelona. El estilo del equipo de Mourinho es otro, y de momento le sirve para tener el título Liga muy cercano. Para contrarrestar el ataque madridista habrá que sudar de lo lindo. No basta con darlo todo, hay que dar más que eso. Tirando de tópicos, hay que disputar cada balón como si fuera el último que fueras a disputar en tu vida. El futbolista que salga con la verdiblanca sobre sus hombros ha de saber que tiene que afrontar el partido como si le fuera la vida en ello. Así y sólo así se le podrá plantar cara al Real Madrid. Ante la velocidad y la contundencia de Cristiano e Higuaín; ante la clase de Xabi Alonso y Kaká; ante la agresividad de Pepe y Ramos; ante las paradas imposibles de Iker Casilla; ante todo esto, sacrificio, entrega máxima, coraje, pundonor y una miradita a las abarrotadas gradas para saber que los más de cincuenta mil que ven el fútbol desde la barrera sueñan con celebrar una épica victoria cuando el sábado deje de ser tal y sólo queden tres domingos por delante para que salga La Borriquita.

Soñar es gratis y a los béticos no nos queda otra alternativa que pensar en la utopía de derrotar al todopoderoso Real Madrid. Ganas que no falten y si al final se pierde, que nos podamos ir a casa con la cabeza bien erguida.

1 comentario:

  1. Desde luego que he vivido tardes y noches de gloria en ese estadio. Una de las que más me acuerdo y me sigue poniendo la piel de gallina, fue la semifinal contra el Español previa a la consecución de la Copa del Rey del 77.
    Tenía 14 años y vi el partido en gol norte, teníamos que ganar por más de dos goles para llegar a la final, antes no había lo del valor doble a los goles fuera. En Barcelona perdimos 1 a 0.
    Todo el partido 0 a 0, y cuando ya expiraba el encuentro Biosca de un zurdazo batió a Echevarría junto al poste. Pero todavía justo antes del final Esnaola hizo la parada de su vida a Solsona para llevarnos a la prórroga.
    Al poco de comenzar Biosca de un magnifico cabezazo metió el segundo y hasta el final aquello fue un ataque de nervios con todo el banquillo dentro del campo. Fue tremendo. Y fue cuando lo de "Sí, sí, sí nos vamos a Madrid". Memorable como lo que vino depués.
    Espermos una noche igual. Porque de este Betis todo se puede esperar.

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