lunes, 26 de mayo de 2014

Que vuelvan las luces de esmeralda

Es asombrosa la capacidad de autodestrucción que tiene el Real Betis. El club ha sido incapaz de mantenerse en la cresta de la ola y se ha hundido sin miramientos. Toca otra vez vivir con la incertidumbre del que parte de cero, del que tiene todo por hacer teniendo más dudas que certezas.
El Betis necesita con urgencia a un entrenador y a un director deportivo que, junto con Alexis, trabaje codo a codo para confeccionar una plantilla que tendrá el difícil reto de lograr un ascenso muy complicado. La Segunda División está alcanzando un nivel competitivo altísimo, viéndose elevado en las últimas campañas, los equipos que luchan por ascender a Primera. Necesaria era la figura de un director general y hace pocos días se conoció el nombre de la persona encargada de esta parcela fundamental. El elegido es Federico Martínez Feria, que cuenta con un gran currículum a sus espaldas. Ojala que toda la experiencia y el éxito que ha logrado en varias empresas sirvan para estructurar y hacer funcionar como una entidad moderna y profesional al Betis.

También urge que el Administrador Judicial remodele el Consejo de Administración verdiblanco. Ahí no debe quedar nadie de los que han estado en la temporada pasada, dado que han demostrado su ineptitud para pertenecer al Consejo del club de Heliópolis. Parece que el empresario López Catalán, que ha comprado el paquete accionarial de Rufino, entrará a formar parte de la Directiva junto con Sebastián Alabanda. Desde luego es aire fresco, pero sigue existiendo mucha contaminación en la planta noble del Villamarín.

Pero todo esto, y no me cansaré de repetirlo, estará cogido con alfileres mientras que el proceso judicial abierto contra Lopera y sus cómplices no llegue a su fin. Sin embargo, este lastre, esta dificultad añadida, no deber ser una excusa para poder trabajar de buenas maneras. Y que conste que es muy difícil desempeñar un trabajo sin saber si tus decisiones y tareas diarias van a tener una continuidad apropiada. Por eso se precisa para esta ardua misión a béticos incondicionales, a gente que trabaje por y para el club sin tener en cuenta todas estas dificultades.

Es hora de que, aquellos que se dan golpes de pecho presumiendo de su amor al escudo de las trece barras verdiblancas, den un paso al frente y asuman responsabilidades sin importarles los hándicaps existentes. Ellos son los que deben cambiar el “¿dónde está mi Betis? no busques más que no hay” por el “cuando yo encontré en tus ojos luces de esmeralda, yo me dije si, este si es mi Betis”

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