martes, 11 de junio de 2013

De similar importancia a lo de aquel 11 de junio de 2005

Hace ocho años el Real Betis Balompié tocó el cielo con las manos gracias al gol de Dani en la Final de Copa. El conjunto verdiblanco lograba su segunda Copa del Rey y cerraba una temporada histórica, quizá la mejor de su historia.

Pasó que, en el mismo césped donde el Betis se acababa de proclamar campeón, Serra Ferrer pronunció una frase lapidaria: el Betis será lo que Lopera quiera que sea. Y así fue. El ex presidente quiso, con una política de fichajes nefasta, que el Betis se convirtiera en un equipo ramplón y sin ideas, con un proyecto deportivo descabellado que hizo caer al club al infierno de la Segunda División sólo cuatro años después de aquella noche mágica. A todo este sinsentido deportivo se le unió el institucional. Se inició el proceso judicial que hoy aún sigue y que deja a las claras, o por lo menos eso dicen los peritos de la Guardia Civil, que Lopera desvió casi 30 millones de Euros del Betis hacia empresas de su propiedad.

A parte del descenso de 2009, tuvo que soportar la afición bética la vergüenza de ver como entraba en el club un personaje de la calaña de Luis Oliver, con el beneplácito de Pepe León, Manuel Castaño, Rodríguez Sacristán, Rufino y toda la corte de consejeros pelotas y cómplices de la gestión de Lopera. Afortunadamente eso duró poco porque la justicia se encargó de ponerlos en su sitio. La administración judicial se apoderó del club, y bendita sea la hora en la que ocurrió. Desde entonces, la gestión de la entidad verdiblanca es modélica. Se ha conseguido llegar a buen puerto en las negociaciones con las empresas, clubes y personas con las que el Betis tenía deudas que saldar. Los jugadores y empleados cobran religiosamente y la deuda global baja paulatinamente. Sirva como ejemplo que al Betis no se le ha negado la posibilidad de competir en la Europa League como si se ha hecho con otros clubes con problemas parecidos. A todo este galimatías económico y judicial se le unen, de manera positiva, los buenos resultados deportivos del equipo que, de la mano de Pepe Mel, ha conseguido en menos de tres años pasar de Segunda a Europa.


Aquel 11 de junio de 2005 el Betis se situó en un trampolín. Pudo coger el impulso adecuado y alcanzar cotas más altas y gloriosas, pero el salto fue al contrario. El Betis cayó a un abismo casi definitivo del que ahora está saliendo. Por eso, la recuperación institucional unida al éxito deportivo, hace que esta situación tenga una importancia similar a la de aquel título copero. 

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